Hace unos días, Giancarlo Giammetti, pareja del genial Valentino Garavani, festejó su cumpleaños en Lisboa con una fiesta que evocaba las míticas veladas del Barón de Redé o de Charles de Beistegui, bacanales decadentes que reunían al “beau monde” de un tiempo donde la elegancia era la norma.
En los salones del Palacio dos Marqueses da Fronteira, la reina del baile no era Jacqueline de Ribes sino Naty Abascal enfundada en un imponente vestido rojo, sello de la casa, codeándose con una Madonna que, fiel a si misma, incumplió el dress code de la fiesta que consistía en vestir una tiara. Eso sí, Naty lució una kokoshnik rusa que rivalizaba con la que adornaba la torta del cumpleañero, diseñada por la mismísima Joana de Vasconcelos.
Tanto esplendor reunido en un solo lugar me hizo reflexionar sobre la importancia de los códigos de vestimenta o dress code tanto para quien organiza la fiesta como para los invitados.
La norma dictamina que el atuendo adecuado viene determinado por el carácter de la celebración y el lugar donde va a tener lugar la misma.
Es el anfitrión o anfitriona quien decide el dress code del evento que va a presidir, por lo que es recomendable comunicar a nuestros invitados la etiqueta del mismo, ya sea en forma oral o estampada en la invitación cursada.
El éxito de una fiesta depende de la gestión del organizador y un autendo poco apropiado puede hacer sentir incómodos a los invitados que la recordarán con un mal sabor de boca.
El mundo de los códigos de vestimenta puede ser un tanto apabullante pero el objetivo de este artículo es traer un poco de tranquilidad a las turbulentas aguas protocolares.
En términos generales, se reconocen seis grandes categorías: casual, formal, semi-formal, formal, cocktail, etiqueta y etiqueta rigurosa. Sin embargo, el lugar de la reunión, la hora, la ocasión y los caprichos del anfitrión pueden modificarlas.
Casual.
Una cena con amigos, ir al cine, a un partido de fútbol, ir a tomar un café o unas cervezas, etc. Sea usted mismo pero por favor las ojotas y los crocs déjelos en su casa. Las opciones van desde los clásicos jeans, vestidos desestructurados, carteras cómodas, ballerinas, sandalias de plataformas para ellas; camisas o remeras para ellos y, en este caso, los sneakers son bienvenidos.
Formal.
No es un evento de gran gala o etiqueta pero se espera que los invitados acudan vestidos elegantemente, típicamente una boda, un cumpleaños de quince, una bar o bat mitzvha. Señores de traje y corbata, señoras de corto para el día y, en la noche, vestido corto más ricamente elaborado o vestido largo.
Semi-formal.
Categoría imprecisa en el que los señores pueden usar tanto smoking como traje. Ante la duda, siempre recurra al traje.
Cocktail.
Es quizá el dress code más frecuente y abarca desde actos empresariales a reuniones sociales de día o de noche. Las damas pueden acudir con un vestido corto o un traje pantalón como el clásico smoking de Yves Saint Laurent. Los señores de traje con corbata o sin ella.
Black tie o Etiqueta.
Es el correspondiente a bodas importantes, galas de entregas de premios, alfombras rojas, cenas para recaudar fondos, etc.
Los señores vestirán smoking, compuesto por chaqueta, camisa blanca, faja ó chaleco, pajarita, pantalón negro y zapatos negros. También podemos encontrarnos con algo que dice “creative black tie”. En este caso, incorpore algún elemento novedoso o alguna textura en la chaqueta, en el chaleco o en el fajín de su smoking.
Es el momento ideal para lucir un conjunto de cubrebotones y gemelos a juego y un buen reloj de malla de cuero negra. Juegue a ser James Bond por un día.
Las damas lucirán vestido largo, zapatos o sandalias de taco alto y cartera de mano.
White Tie o Etiqueta rigurosa.
Es la máxima etiqueta reservada para banquetes de Estado, el Baile de Debutantes de la Ópera de Viena, los Nobel o la Gala del Met.
Si es de día, los caballeros deberán lucir chaqué compuesto por: levita negra o gris oscuro, chaleco y pantalón gris a rayas, zapatos negros y corbata de seda. Este es el atuendo típico para el novio de toda boda que se precie. Puede inspirarse en los estilismos de los Príncipes William y Harry de Inglaterra.
El frac es la máxima etiqueta y sólo se utiliza para veladas nocturnas. Consiste en una levita negra corta por delante y recta, faldón trasero y doble abotonadura que se lleva suelta. Camisa con puño francés para usar con gemelos blancos, pajarita blanca y chaleco recto o cruzado de piqué blanco. Pantalones negros, lisos sin botamanga, con una cinta de raso o seda en la pernera y zapatos de charol.
Las señoras pueden acudir al joyero de la abuela y desempolvar la tiara y los joyones. Es de rigor lucir vestidos largos y suntuosos, clutches joya y todo aquel aditamento que la haga sentir como Máxima de Holanda en todo su esplendor.
La elegancia consiste no sólo en saber vestir sino también en hacerlo de manera apropiada a la ocasión. Tom Ford dice que vestirse bien es un signo de buena educación, yo agregaría que lo es de respeto mutuo entre anfitrión e invitados.