Nos encontramos en la zona de World Trade Center Montevideo. Lumila Ramírez Troccoli, a quienes sus amigos le dicen Lou o Lumi, llegó casi 30 minutos antes de la hora pactada y nos esperaba disfrutando un café en uno de los locales del complejo.
Con 30 años, su experiencia de vida y la forma en la que describe la profesión que eligió, dejan claro que una de sus principales fortalezas es la de estar enfocada en el camino que quiere recorrer.
Lou como prefiere que la llamen, nació en Montevideo. “Me encanta pero no lo elijo para vivir”, dice con convicción esta productora de modas que se vinculó a la industria con apenas 17 años.
Diez años atrás el panorama en nuestro país era bastante diferente al actual, “no era muy común la producción, ni el diseño de modas y todo era un poco más difícil” recuerda. Reconoce que “ahora se generó un mercado, una movida mucho más intensa en el país”.
Empezó involucrándose en el diseño; siempre desde pequeña tuvo una fascinación especial por todo lo que tiene que ver con las prendas, la moda y la estética. “Mi padre es artista, así que creo que saqué algunos genes de ahí” destaca, refiriéndose al reconocido escultor Gonzalo Ramírez de quien asegura heredó el gusto por las artes.
A los 17 años decidió comenzar a formarse en el Instituto Strasser estudiando diseño de indumentaria, porque quería ser diseñadora de modas. Después de algunas colecciones se dio cuenta que diseñar no era necesariamente lo suyo. Más bien estar en la “parte de atrás”, en lo que es el backstage, la producción o la tarea de idear una campaña. “Así fui haciendo de todo un poco, creo que la mejor escuela es el hacer” comenta Lou, recordando un poco más de 10 años de una trayectoria muy intensa, donde sobre todo, ha sido clave su determinación.
“Mi primer trabajo fue en Zara de Montevideo Shopping, donde aprendí mucho sobre lo que es manejar una marca como Inditex, una empresa con una historia y una gestión que me parecen increíbles, donde se tiene muy claro todo el concepto de prendas, colecciones y calidad”.
Después de esa experiencia y en la búsqueda por formarse en el diseño de escaparates, emigró a Buenos Aires. “Quería hacer escaparates y acá en Uruguay no había como formarse en esa área” recuerda la productora. Estando en Argentina trabajó con María Vázquez, una marca consolidada en ese momento en el mercado de la moda que le dio una perspectiva diferente de cómo funciona una empresa y sobre todo “una buena escuela para aprender sobre diseño y telas, y para incorporar lineamientos empresariales del mercado de la vestimenta”.
Nuevamente en Uruguay empezó a involucrarse en el mundo de la publicidad. “Siempre me pasó que fui empezando de abajo, comencé de runner y terminé como jefa de vestuario”, y mientras cuenta esta experiencia reflexiona sobre el modo en el que ha pasado por esos procesos “empezar de abajo, pasar por distintos roles y conocer desde dentro el rubro” es una experiencia que valora positivamente.
Después vino la televisión, trabajó como vestuarista para Montecarlo Televisión durante un año. Luego llegó la oportunidad de abrir su propio local de ropa, un proyecto que fue creciendo y desarrollándose pero le insumía mucho tiempo de gestión y de alguna forma no era compatible con la modalidad de trabajo freelancer, que exige estar en varios proyectos a la vez o consecutivamente, y en diferentes lugares. Fue precisamente esta manera de trabajar la que la llevó a Estados Unidos, donde ahora desarrolla su actividad.
“La experiencia de trabajar en Uruguay y en Estados Unidos aporta dos visiones o formas de hacer las cosas bien diferentes. Hay una cuestión cultural si se quiere respecto a la forma de abordar o involucrarse en los proyectos que hace que sea muy distinto en uno y otro lado. La organización que se ve en el mercado americano no se ve en Uruguay y no pasa solo por un tema de recursos, sino más bien de disciplina a la hora de trabajar” cuenta la joven profesional.
El Pantene Fashion Show que abrió la temporada en Punta del Este a fines de diciembre, fue en cierta forma una primera experiencia en una mega producción que involucró a 300 personas en el back y 80 modelos. Al respecto Lou cuenta que “fue realmente increíble pero a la hora de armar un equipo costó mucho consolidarlo, costó que las personas se tomen en serio lo que implicaba esa puesta, se notaba falta de disciplina”.
Para este proyecto trabajó junto a Rosario San Juan, reconocida productora de moda, “Fue todo un desafío encarar una mega producción que involucraba a muchas personas y que significaba la primera vez que nuestro país realizaba un evento de estas dimensiones con diseñadores internacionales y marcas muy reconocidas mundialmente”
Esa es la gran diferencia que marcaría entre nuestro incipiente mercado, con respecto a la experiencia y la historia en el rubro que aporta una ciudad tan cosmopolita y consolidada en la producción de modas como New York. “La gente se compromete con su actividad, no existe llegar 10 minutos tarde, tomas todas las precauciones para en todo caso llegar 10 minutos antes” relata Lou.
Entre las experiencias laborales que más ha disfrutado o más la han marcado o impactado, está la de involucrarse hace un año y medio aproximadamente como vestuarista de cine, trabajando conjuntamente con el director en una película que en este momento se está editando para estrenarse. Esta experiencia la llevó a participar en dos meses intensos de rodaje en locaciones de Los Ángeles y Las Vegas
Al momento de evaluar su trayectoria, deja en claro: “siempre hice de todo, pero siempre manteniendo el foco, y las cosas han ido llegando”.
Actualmente su proyecto de vida no está en Uruguay, le cuesta adaptarse al ritmo local, aunque le encante su país. Se define como “muy acelerada respecto a cómo se mueven las cosas acá”.
Para vivir y desarrollarse profesionalmente eligió Nueva York que es una de las ciudades que más le gusta en el mundo, “me encanta la energía que tiene esa ciudad, es una ciudad que me vibra” concluye Lumila Ramírez mientras prepara su vestuario del diseñador Nico Galván para realizar nuestra sesión de fotos.