Así como la vida va cambiando, con ella también cambian nuestras necesidades y el hogar no es ajeno a dichos cambios.
El viejo paradigma de que uno compraba los muebles para toda la vida ha ido quedando obsoleto con el tiempo. Junto con ese concepto, también cambió la idea de que uno arreglaba sus espacios de una determinada manera, y así quedarían por siempre, o al menos, hasta la próxima mudanza.
Al igual que otras áreas como la moda, el diseño y la decoración no son ajenos a los resultados de un mundo cada vez más globalizado y vertiginoso, en el que lo que está de moda hoy, mañana ya es historia y aburridos o no, queremos cambiarlo todo otra vez. La incontable oferta de nuevos productos, las promociones y atractivas publicidades nos llevan a quererlo todo, aun cuando esto y aquello no tengan concordancia entre sí. Entonces comprendemos que la decoración y el diseño no son inmunes a nuestras pulsiones consumistas.
¿Cuál es entonces, el punto de equilibrio, entre el quedarme atado a lo que compré para mi primer hogar, e ir acompañando los cambios en las necesidades de mi vida y mi casa? ¿Dónde está el balance entre renovarnos, y al mismo tiempo, ser responsables de nuestra propia actitud en busca de un entorno más sostenible?
El concepto de Slow Deco surge entonces, para acompañar además de los cambios de paradigma, una mentalidad más alineada con una perspectiva más sustentable en todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Cómo podemos renovar nuestros hogares de manera más responsable y sustentable?
En primer lugar, podemos realizar cantidad de cambios en nuestros espacios con poco o nada de inversión. Mover muebles de lugar, buscar una disposición más inteligente y funcional, no requiere inversión. Deshacernos de todas aquellas piezas que ya no aportan, que carecen de utilidad, es fundamental. Podemos venderlas, o bien donarlas a personas o lugares donde sean realmente más útiles. Esto también es sustentabilidad. Material y moralmente hablando. En algunos casos, deberemos remplazar algunas , pero la mayoría de las veces, nos daremos cuenta de que con la mitad de lo que teníamos los espacios se vuelven mucho más funcionales y agradables.
Cambios importantes de bajo costo, y que además forman parte del mantenimiento básico de un espacio, pasan por pintar. Pintar nuestros espacios con cierta regularidad nos aporta muchos beneficios. Nos obliga a mover todo de lugar, y ahí ya empezamos a ver qué está de más. Nos lleva a limpiar esos rincones que nunca atacamos, y eso ya de por sí mueve y renueva la energía del lugar.
Nos sentimos renovados completamente, con poco trabajo e inversión. Un cambio acertado en la paleta de colores tiene una influencia enorme sobre nuestros estados anímicos, eleva las vibraciones del lugar y todo lo que acompaña parece nuevo, aunque lo tengamos desde la infancia.
Es como cambiar el fondo de una foto. Hoy estoy con el mar atrás y mañana en la montaña. Así influyen los colores en nosotros también. Empapelar es otro recurso maravilloso. Una pared aquí, otra allá. Pequeñas intervenciones en los espacios nos brindan rincones especiales, repletos de magia. Aportan, además de color, textura y diseño, enriqueciendo notablemente cualquier lugar, por mínimo que sea. A su vez, los contrastes entre colores y texturas, generan un sentido volumétrico que por un lado da sensación de espacios más amplios, y al mismo tiempo, aportan una calidez y sofisticación que nos regala verdaderos espacios de revista en nuestra propia casa.
La iluminación. También califica dentro de las tareas de mantenimiento regular que requiere una casa. Renovar nuestra luminaria tiene muchos beneficios. Con la variedad de diseños y opciones que encontramos hoy en el mercado, además de la increíble evolución de los sistemas lumínicos, podemos lograr casi cualquier escenario que nos haga sentir cómodos y felices.
Actualizan cualquier espacio en un solo detalle. Por otro lado, las nuevas luminarias LED, que hoy se consiguen en todos los formatos, nos permiten tener un esquema mucho más sustentable, de muy bajo costo/consumo, y gran durabilidad. Reemplazar todas las lámparas por led, se va a notar y mucho en tu factura de luz.
Hoy por hoy, iluminar apropiadamente un espacio se considera un arte. Y no es para menos. La luz juega con los espacios y las texturas. Crea diferentes escenarios y nos permite variar completamente el clima de un lugar apenas con un juego de luces.
Defendemos casi a ultranza la luz cálida. Y desmentimos la leyenda urbana de que la luz fría ilumina más y mejor. Lo dicho. Es un mito. La intensidad lumínica depende del voltaje y tipo de lámpara exclusivamente, y no en absoluto de su temperatura de color.
Reciclar – Restaurar – Resignificar. No todo en la vida es descartable. Tenemos que saber diferenciar. Y esa diferencia tiene un componente objetivo (calidad, tipo de pieza, diseño) y otro subjetivo (valor emocional). Los muebles de la familia, o la compra en remates de muebles de calidad contribuye, y en mucho, a la cadena sustentable. No solo por la posibilidad de re-utilizar, sino porque además de conseguir productos de gran calidad, rescatan también parte del patrimonio cultural y artístico del pasado, minimizando además, nuestra huella ambiental.
¿Qué lugar pueden ocupar esas piezas en un esquema de renovación/modernización de nuestra casa?
Un antiguo aparador de roble con pie se puede dividir en un espectacular vajillero para el comedor que se convierte en la pieza destacada, mientras que de sus patas nace una hermosa mesa para el comedor diario. Las sillas de comedor que compramos en una venta de garaje, que parecían del Bar de la esquina, se reformulan y nace un espectacular comedor Mid Century. Nada se compara a la nobleza de aquel Peteribí de los años cincuenta.
Una tela contemporánea, una pátina novedosa pueden resignificar la silla Luis XV que encontramos olvidada en el ático y nunca usamos porque era una sola. Ahora puede ir perfecta en el cuarto de los niños, o tal vez para el nuevo escritorio que voy a armar para trabajar desde casa. Las puertas de madera que quitamos del garaje se pueden convertir en hermosos respaldos de cama. Repensar muebles y objetos para crear espacios más actuales, más funcionales, y renovar nuestros hogares es una hermosa tarea que nos va a llenar de satisfacciones adicionales, a la vez que estamos aportando nuestro pequeño granito de arena para bajarle el ritmo a un consumo desmedido de objetos efímeros para el hogar.
Elegir calidad dentro de lo posible. Toda pieza noble, de buen diseño, está destinada a perdurar. Prefiero una sola pieza de calidad, que cinco mediocres. Y puesta en el lugar indicado va a tener mucha más relevancia que esas otras del montón que terminan llenando espacios sin un aporte real.
Si somos amantes de la deco, y nos gusta renovar nuestros hogares en cada temporada, un buen recurso, son los textiles. Almohadones, Throw, alfombras, podemos cambiarlos con el paso de las estaciones, y así mantenernos agiornados en tendencias de color y diseño, sin que esto implique descartar todo lo que compré el año anterior.
Los cambios que se pueden lograr con esos pequeños detalles son muy significativos. Practicar con diferentes ubicaciones del mobiliario, aprender a jugar con nuestros espacios, también es una tarea que nos puede hacer sentir felices y renovados, especialmente, cuando notamos que determinados lugares de nuestra casa ya no cumplen la misma función que antes, o nacen nuevas necesidades.
¡Animate a jugar con esos cambios!
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