Durante todos estos años de acompañar a las personas a buscar su bienestar a través de la alimentación, el yoga y la meditación, he comprobado lo difícil que es mantener una disciplina en invierno.
Energéticamente es una estación donde se tiende a “acumular”. Las personas suelen hacer menos actividad física, toman menos líquidos y comen más comidas poco nutritivas y más pesadas.
Todo esto genera, acompañado de la menor cantidad de horas de sol, una sensación de pesadez que afecta físico, emociones y sensaciones generales.
Para regularse, simplemente se trata de generar una rutina saludable de hábitos. Te comparto aquí algunas opciones:
- comer variado ( vegetales, frutas, huevos, carnes de buena calidad )
- regular las porciones y la asiduidad de ingestas para lograr que el aparato digestivo tenga sus descansos y no gaste energía innecesaria en procesar comidas pesadas.
- agregar muchas fibras para mantener un tránsito intestinal saludable ( hojas verdes, zapallo, quinoa, trigo burgol ) evitando exceso de papas, por ejemplo, que hinchan
- comer siempre tibio y menos comidas crudas para ayudar a regular la temperatura corporal
- beber siempre tibio y esto es casi imposible en nuestra cultura donde tomar agua tibia en una comida es visto como una excentricidad. Tomar líquidos fríos es un shock para el aparato digestivo en todas las temporadas pero en invierno especialmente es totalmente contraproducente
- condimentar las comidas con especias que ayudan a levantar la temperatura y no hablo de sabores picantes sino de sabores que activen los líquidos intestinales: curry suave, coriandro, cúrcuma, clavo de olor, jengibre, canela
- beber al menos litro y medio de líquidos al día
- cenar liviano
- escuchar siempre al cuerpo y ajustar nuestras necesidades a lo que vaya dictando la estación
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